Aunque la industria cinematográfica argentina tiene producciones en calidad, cantidad y diversidad, las películas que trascienden las fronteras nacionales suelen caracterizarse por los mismos elementos. Personajes exagerados, tramas extremadamente conmovedoras, un fuerte tono histórico y nacional, humor y más humor, entre otras cosas. La película que hoy tratamos no es la que originó esta clase de tropos. Pero sí es una de las que mejor los expone. Acompáñanos en nuestra reseña de Esperando la carroza para saber más acerca de esta icónica película que nunca envejece.
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Esperando la carroza (1985)
Director: Alejandro Doria
Guionistas: Alejandro Doria, Jacobo Langsner
Elenco: Antonio Gasalla, Luis Brandoni, China Zorrilla, Julio De Grazia, Betiana Blum, Mónica Villa, Juan Manuel Tenuta, Andrea Tenuta
Género: Comedia
País: Argentina
IMDb: 8.0
Una trama completamente disfuncional
Desde la música hasta las actuaciones, todos los elementos que conforman la película representan un caos cómico absoluto. Las situaciones de los personajes se expanden hasta el absurdo, chocando entre sí y generando aún más conflicto. Dicho torbellino cinematográfico está enmarcado, con amplio sarcasmo, en lo que se supone es el momento sagrado de calma y paz absoluta para un argentino: el domingo de almuerzo familiar.
Fuente: Recuperar.Org
La explosión del conflicto es posible porque se origina subyacente desde el comienzo. El cuidado de la abuela de la familia recae enteramente en uno de sus tres hijos y, cuando él y su mujer se agotan, los otros dos no están dispuestos a ceder y compartir los cuidados. Sin embargo, esta situación que estresa a cualquier espectador es solo un MacGuffin. Lo más disparatado está literalmente a la vuelta de la esquina.
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El rol de la mujer
Aunque la película tiene muchos años, sigue mostrando estereotipos muy actuales con respecto a las expectativas depositadas en las mujeres y su rol en la sociedad. Entre escena y escena, se evidencia la imposibilidad de correr a la mujer del trabajo de cuidadora absoluta de la casa, de sus hijos, de su pareja y, en este caso, hasta de su suegra. Cada vez que los hombres se ocupan mínimamente de una de sus tareas, todo va de mal en peor.
Fuente: Recuperar.Org
Además, aparece la visión estigmatizante de que la mujer debe ser quien se encargue de estos temas por su «inherente don maternal». Inclusive son las mismas protagonistas las que sostienen esta opinión para maltratarse unas a la otras constantemente. El conflicto de Esperando la carroza deja a la luz algo ya sabido: el cuidado de las personas mayores de la familia debe ser ejercido por todos los miembros de la familia por igual, evitando delegar las tareas más complicadas del cuidado a la mujer.
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