Al hablar de cine de autor siempre recuerdo ese meme del niño con una copa de vino y las frases típicas del cinéfilo mamad*r. Sin embargo, este es un término que nació de una teoría que gira entorno al artista cinematográfico y su papel en el séptimo arte. El concepto ha sido objeto de cientos de debates que involucraron a las personalidades más respetadas del medio. ¿Qué es el cine de autor? ¿Merecen lxs directorxs el crédito total de una película? ¿Cuáles son las características del cine de autor? Aquí te cuento un breve resumen de la historia del cine de autor, cómo comenzó y cómo ha ido evolucionando.
El arte siempre tiene que contar con un artista, ¿cierto? Cuando contemplamos una pintura, preguntamos por el nombre del pintor. Al leer un libro, queremos conocer a la escritora. Al disfrutar de una sinfonía, nos interesa saber quién la compuso. Cuando se trata de cine, solemos preguntar quién la dirigió; sin embargo, en un arte tan colaborativo como lo es el cine, esto se vuelve un poco más complejo.
Pero antes de debatir, hablemos un poco de qué es el cine de autor de manera general:
El cine de autor en su significado popular
Hoy en día, la etiqueta de cine de autor es usada muy a la ligera por la crítica y lxs cinéfilxs. Sin embargo, es justamente por eso que el concepto se ha vuelto tan ambiguo y depende de la percepción de lxs comentaristas.
De manera general, se refiere a ese cine en el que la visión de lxs directorxs es la que destaca por encima de otros valores. Es decir, que mientras el llamado cine comercial busca ofrecer entretenimiento simple que llene la taquilla, el cine de autor pretende presentar la visión individual y objetiva de la persona sentada en la silla del director.
Para algunxs, el cine de autor es exclusivo de esxs directorxs que también escriben sus propios guiones, para otrxs puede existir cierto grado de interés comercial siempre y cuando la película tenga rasgos fácilmente identificables con el autor. Constantemente se mezclan las características del cine de autor, del cine independiente y el cine de arte, conceptos que no están peleados pero que tienen diferentes significados.
Los temas del cine de autor suelen incluir una crítica social y buscan la reflexión del público. Pero el ritmo (por lo general lento) y la profundidad del mensaje, singifican la poca aceptación de la audiencia. Como le encanta decir a la crítica: es un cine que no es para todos.
¿De dónde salió el cine de autor?
Desde que el cine comenzó a producirse como una industria de entretenimiento, existe el debate sobre la autoría de los filmes. Al inicio, la disputa se centró en torno a lxs directorxs y a lxs productorxs. Pero como diría Hitchcock: «Para hacer una buena película, necesitas tres cosas: el guion, el guion y el guion». Y así pensarían también en Francia, en donde la lucha era entre directorxs vs guionistas.
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Durante los años 30 y 40 en Francia, lxs guionistas eran consideradxs lxs principales autorxs de las películas. Fue entonces cuando apareció el ensayo «Cámara Stylo» que Alexandre Astruc, director y guionista, publicó en 1948. Aquí, Astruc habla de la importancia artística que la cámara y la narrativa visual tienen en el cine, incluso más importante que la narrativa dramática (el guion). Y es que Astruc consideraba que con el poder de expresión visual, un artista puede expresar cualquier visión por muy abstracta que esta sea.
Impulsados con este discurso, fue en la década de los 50 que críticos franceses como François Truffaut, André Bazin y Eric Rohmer, comenzaron a cuestionar el rol de autor en la revista Cahiers du cinéma. Cada uno hablaba de diferentes características necesarias para describir su propia versión del trabajo de un verdadero autor, pero en su base compartían una inclinación hacia la libertad directorial. Y nació el debate de la llamada «política de los autores», en donde se pretende darle prioridad artística al director por encima del guionista y el pruductor.
Con este diálogo llegó también la Nouvelle Vague, la corriente francesa que precedió Agnès Varda. También destacaron aquí Jean-Luc Godard, Alain Resnais y los críticos mencionados en el párrafo anterior. Este movimiento se basaba en la libertad artística, permitiendo que lxs realizadorxs puedan experimentar y expresar sus propias opiniones. Eliminando las «fórmulas correctas» que se habían replicado una y otra vez en el cine de la época.
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La revista Cahiers du cinéma comenzó a enfocarse en un grupo de directores que consideraba exponentes del cine de autor; por ejemplo Jean Renoir, Roberto Rossellini, Alfred Hitchcock, Luis Buñuel, Howard Hawks, Orson Welles, Luchino Visconti, entre otros. Y entonces, la crítica empezó a favorecer a aquellos artistas que tenían un estilo distinguible ý diferente dentro de sus películas.
Pero fue hasta 1962 que el crítico estadounidense Andrew Sarris lo denominó «la teoría del autor» en su ensayo «Notes on the Auteur Theory». Sin embargo, también existieron detractores de esta teoría, como Pauline Kael, una crítica estadounidense famosa por escribir opiniones contrarias a las de sus colegas. A través de una serie de textos, Pauline Kael y Andrew Sarris tuvieron el sonado debate en The New Yorker y otras revistas.
Kael argumentaba que el cine es un arte colaborativo y darle el privilegio de autor a lxs directorxs, hace que estxs sean más importantes que el arte en sí. Como un gran ejemplo, Kael mencionó la famosa disputa de El Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), en donde el crédito autorial fue para Orson Welles, cuando fue Herman J. Mankiewicz quien escribiera el guion. Un caso contemporáneo de esto podría ser la pelea entre Alejandro G. Iñárritu y Guillermo Arriaga con Babel (2006), película que rompería lazos entre los cineastas responsables de la Trilogía de la Muerte (que incluye a Amores Perros, 21 gramos y Babel).
Entonces, ¿qué es el cine de autor?
Aunque no nos adentramos en cada uno de los ensayos y debates mencionados, basta lo que acabas de leer para dimensionar lo entrincado del concepto. Cada uno de lxs realizadorxs o críticxs aquí mencionadxs, agregaron diferentes puntos en favor o en contra de la autoría de lxs directorxs.
Y aunque hay muchos exponentes (especialmente los del cine clásico) que pueden etiquetarse de esta manera, los límites del cine de autor contemporáneos continúan siendo muy ambiguos.
Quizá la verdadera cuestión no es ¿qué es el cine de autor?, sino ¿qué tan válido es?
Entre los aspectos negativos que le encuentro a este término, están las reglas que podrían encasillar a lxs realizadorxs casi como un Dogma. Como el hecho de que cada una de sus obras tiene que tener un distintivo del estilo de lxs directorxs, limitando su evolución artística. Por otro lado, muchos argumentos podrían catalogar como cine de autor sólo a aquellos filmes que no pertenecen a lo comercial. Esto excluye a grandes realixadorxs comerciales con un estilo distinguible y que además han cambiado a la industria cinematográfica, por ejemplo Guillermo del Toro, Wes Anderson o Quentin Tarantino.
Quizá otro punto en contra de este término es el hecho de que los trabajos de producción, fotografía, sonido, arte y demás departamentos necesarios, también forman parte de la manifestación artística de una película. ¿Es el papel de la dirección idear todos los aspectos artísticos de un filme o más bien orquestrarlos? Casi ninguna película fue ideada en todos sus detalles por una sola persona, se necesitó al menos la propuesta de un equipo para que lxs directorxs eligieran.
Pero también es cierto que lxs directorxs, cuando tienen libertad artística, son la mente maestra que impulsa y se asegura de sincronizar el trabajo del resto del equipo con su visión personal. Esto sin duda merece un reconocimiento especial, ¿no es así?
Este es un debate difícil de concluir, ¿cuál es tu postura? Cuéntanos en nuestras redes sociales qué es el cine de autor para ti, queremos conocer tus reflexiones.