A lo largo de los años la figura del antihéroe en el cine y la televisión nos ha fascinado, este arquetipo toma decisiones cuestionables, su ética y moral son ambiguas y luchan con métodos poco ortodoxos para cumplir su propósito. Aquí te contamos qué es un antihéroe y te damos ejemplos.
En síntesis, un antihéroe es una persona ficticia que realiza acciones heroicas con motivaciones egoístas u oscuras. Estas imperfecciones en su carácter hacen que el espectador empatice con ellos.
«Un antihéroe no es lo opuesto al héroe, sino un tipo de héroe muy concreto, uno que tal vez pudiera ser considerado villano por encontrarse fuera de la ley según la percepción de la sociedad, pero hacia quien el público principalmente siente simpatía. Nos identificamos con estos seres extraños, forasteros en su realidad: porque todos nos hemos sentido así en un momento u otro de nuestras vidas».
El viaje del escritor Christopher Vogler
Nacimiento del antihéroe
Es bien conocido que el cine toma una parte de realidad y la convierte en historias que transmiten un mensaje y nos entretienen por horas. El antihéroe nace a partir de las crisis socioculturales y alcanza su popularidad al ejemplificar todo aquello que es incorrecto en una sociedad.
Este arquetipo en la pantalla aparece durante la gran depresión en Estados Unidos, en esta época se presentaron como protagonistas a criminales, detectives cínicos y femmes fatales, pero fue con la llegada de El Padrino que el género se revitalizó.
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El estreno de El Padrino coincidió con las protestas y la efervescencia social que provoco la guerra de Vietnam y el cambio ideológico que se vivía. En estos años también se estrenaron trabajos como La naranja mecánica, Taxi Driver, Scarface y un insolente Han Solo en Star Wars, logrando gran aceptación en taquilla y convirtiéndose en grandes clásicos del cine.
Pero fue hasta los 2000 (después de la caída de las Torres Gemelas) que comenzó la explotación del antihéroe en el cine y la televisión. Nacieron nombres como Tony Soprano (Los Soprano), Don Draper (Mad Men), Walter White (Breaking Bad), Daryl Dixon (The Walking Dead), Pablo Escobar (Narcos), entre otros; estos personajes ganaron gran popularidad y aceptación en el público.
Incluso personajes secundarios rebasaron la popularidad del protagonista como el caso de Snape en Harry Potter o Gollum en El Señor de los Anillos. Demostrando que este tópico tiene grandes alcances al representar una persona con demonios y no del todo perfecta, estos personajes son la catarsis de la sociedad.
Fuentes: Heyday Films/ Warner Bros Pictures.
La aceptación del «chico malo»
La teoría de que la efervescencia social hace brotar a los antihéroes tiene gran sentido. Cuando las personas son conscientes de que viven dentro de un sistema fallido, corrupto y sobre todo injusto lo último que se quiere ver es un personaje idílico. El viaje de los antihéroes se basa en la venganza contra una sociedad injusta como el caso de Walter White, él seguirá sus propias reglas para cumplir su objetivo.
La personalidad de estos personajes es la fuente de su éxito: son divertidos, descarados, tienen el valor de vivir la vida como quieran, son impredecibles, tienen conflictos internos que los hacen más reales. Esas características ayudan a crear un vínculo con el espectador.
El antihéroe vive en zonas grises, son vulnerables, muestran sus debilidades, se ven superados por sus circunstancias exponiendo su lado más real. Tal es el ejemplo de Tony Soprano que asistía a terapia o de Deadpool que buscaba un tratamiento para su enfermedad. Su fragilidad nos asegura que esas personas «malas» también son humanos y que las circunstancias los orillaron a convertirse en lo que son. Al final, todos podemos tener ese tipo de problemas ¿o no?
Fuentes: 20th Century Fox/ HBO.
Diversidad de antihéroes
La figura del antihéroe en el cine y televisión es común, pero son frecuentemente confundidos con villanos. Los villanos se caracterizan por acciones malvadas, son crueles, buscan causar daño a los demás y no cuentan con cualidades positivas. Mientras que los antihéroes, a pesar de no tener las mejores intenciones del mundo, siempre acaban haciendo lo correcto.
Al ser un arquetipo lleno de matices sus personalidades también pueden variar, existe el chico rebelde con un corazón de oro. Él es consciente de lo que está bien y mal, pero está dispuesto a ignorar esos límites por beneficio propio. Si les suena Han Solo, él representa al clásico antihéroe al pie de la letra.
También existe el tipo corrupto este simboliza la dualidad del ser humano, tienen un sentido de la moralidad roto y cree que todas sus acciones son correctas. Cuando se unen con la figura heroica nace la posibilidad de reformarse y redimirse.
Dicen que el amor mueve montañas, pero la venganza también, este tópico tiene su representación femenina como Arya Stark (Game of Thrones). Ella es testigo y victima del sufrimiento de su familia y jura destruir a todos los que le hicieron daño. Este antihéroe es el más peligroso y cruel, creen que el fin justifica los medios y ponen a la audiencia en un dilema moral.
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Fuente: HBO.
Por último, están los que la ira los representa, su principal problema es su actitud ante el mundo. Wolverine es uno de los principales representantes de este antihéroe. Estos personajes son capaces de identificar su inclinación hacia el mal, por ello se obligan a realizar actos heroicos. Una parte de ellos quiere creer que el bien existe y que son parte de él.
El personajes del antihéroe en el cine y la televisión es genial, nos muestran la dualidad del ser humano y demuestran que todos en algún momento podríamos convertirnos en los antihéroes de nuestra propia historia. Dime, ¿qué antihéroe es tu favorito? ¿Te gustaría una lista con los mejores? Cuéntanos tu opinión en nuestras redes sociales.
