Tanto si eres un experto en el cine nipón como si solo has visto una o dos películas del país, probablemente te hayas dado cuenta de que su filmografía es un tanto particular. Desde los temas tabú que explayan hasta los métodos de filmación que emplean, los directores de cine japonés han creado su propia versión nacional de cada género cinematográfico. Es el caso del terror, cuyas producciones como El Aro (Ringu, 1998) o Noroi (2005) siguen dando de que hablar. Lamentablemente, la abundante y variada producción de películas buenas hace que muchas queden relegadas al olvido. Acompáñanos en esta reseña de Hausu (House, 1977) para conocer más sobre esta joya que, aunque es conocida por varios, es frecuentemente dada por sentado.
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Hausu (House, 1977)
Director: Nobuhiko Ôbayashi
Guionista: Chiho Katsura
Elenco principal: Kimiko Ikegami, Miki Jinbo, Kumiko Ôba, Ai Matsubara, Mieko Satô, Eriko Tanaka
Género: Terror, Comedia
País: Japón
IMDb: 7.3
Sinopsis: Un grupo de amigas viaja a la casa de la tía de una de ellas, sin saber los oscuros secretos que esconde.
Una historia que no se deja encasillar
Si hay algo que se extraña del cine previo a los 2000, es la entremezcla de géneros. Antes, los directores experimentaban libremente con distintos tipos de historias, que daban como resultado una trama con múltiples aristas. Ahora, las producciones se categorizan con un género y apenas juguetean con otros. De esta forma, se deja de desafiar al espectador, y se lo acostumbra a películas teñidas completamente de blanco o negro.
Hausu es una de esas películas que no dejó nada sin probar. A simple vista y con solo ver unos minutos, verás que no es nada semejante a lo que hayas visto hasta ahora. Se trata de una historia enternecedora, un coming-of-age teñido de rosa que de a poco deja entrever señales de la masacre grotesca en la que se convertirá, y sin perder nunca su gran sentido del humor y su comicidad hacia sí misma.
Una estética sin igual
La estética es, quizá, la única herramienta del quehacer cinematográfico que nunca perdió valor. No importa que tan buena sea una trama: si la estética no es la correcta, probablemente dejemos de ver la película antes de la mitad. Esta regla de oro resultó ser esencial para el género terror, que solo se hace memorable y perdura si los elementos visuales están dispuestos de forma tal que crean una impresión imborrable en los recuerdos del espectador.
Efectos especiales, animaciones, luces parpadeantes y colores resaltados con mucha fuerza, son solo algunas de las herramientas estéticas que Hausu intercala sin restricciones. Aunque el terror que proyecta no es uno que busque asustar al espectador, es seguro que el último no verá venir ninguno de los terroríficos giros de trama que la película va desenvolviendo. Eso se debe exclusivamente a un escenario que, visualmente, mezcla lo tierno con lo morboso, lo limpio con lo podrido, y lo chistoso con lo espeluznante, mareando al espectador y prohibiéndole el intento de dilucidar cuál es el siguiente paso de las protagonistas.
Esperamos que te haya gustado nuestra reseña de Hausu. ¿Qué otras películas de terror japonés te gustan? Queremos leerte en nuestras redes sociales.