Si te gustan las películas de terror, es muy probable que en estos meses hayas visto alguna imagen de un payaso con la cara pintada de blanco, ojos espeluznantes delineados en negro, una tétrica sonrisa y un sombrero pequeño. El personaje no es nada más ni nada menos que Art the Clown, el protagonista de una película de terror que no generó gran revuelo en su estreno allá por el 2016, pero si una sólida base de fanáticos. Ahora, luego de aquella segunda parte de It (Eso, 2017) que pasó sin pena ni gloria por los cines, Art vuelve en una película absolutamente sanguinaria para reclamar el título de mejor payaso del cine de horror. Los fanáticos están encantados con su regreso, y la película recoge aplausos y críticas positivas en cada lugar donde se presenta. Sin embargo, si quieres comenzar a averiguar más sobre ella, empecemos por el principio. Acompáñanos en nuestra reseña de Terrifier (2016) para descubrir a Art y sus maquiavélicos deseos.
En una noche de Halloween como cualquier otra, un payaso con oscuras intenciones aterroriza a tres mujeres persiguiendolas hasta el cansancio.
Terrifier (2016)
Dirección y guion: Damien Leone
Elenco: Jenna Kanell, Samantha Scaffidi, David Howard Thornton, Catherine Corcoran
Género: Terror, Slasher
País: Estados Unidos
Un enemigo indescifrable
Una de las mayores preocupaciones que tienen los directores de cine de horror es la claridad o la opacidad desmedida de sus antagonistas. Del correcto manejo de este aspecto depende el éxito o el fracaso de la historia en cuestión. Los enemigos que protagonizan el género no son transparentes como los personajes malvados de una película del lejano oeste o una de acción. Como regla general, no deberíamos poder ver o saber lo que piensan o hacen a solas. Para sentir el terror, solo tenemos que observarlos a través de los ojos de las víctimas, quienes nos van develando datos sobre sus contrapartes.
De todas formas, existen películas que eligen ignorar esta regla y terminan resultando más interesantes que las que la siguen al pie de la letra. Es el caso de Malignant (Maligno, 2021), que observa a su antagonista desde la omnisciencia y, con esa información, genera un plot twist excelente. Terrifier no tiene esa ambición, pero logra algo que ni James Wan pudo: el observar de cerca al enemigo y no poder develar sus proximos pasos.
Un logro comercial
El cine de terror está abandonando la pantalla grande, ya que el público no logra encontrar una película que le convenza lo suficiente. Si no es tan de terror, prefieren verla via streaming porque no vale la pena comprar una entrada. Cuando es demasiado terrorífica, parece ser mejor verla en pantalla chica para no sentir tanto miedo. Lo único que podría llenar de vuelta las salas sería una película de Ari Aster, que encuentra el punto justo entre lo que resulta escalofriante para el público general y el puntual. Hasta ese entonces, las películas de terror se seguirán chocando de frente con salas más vacias que llenas y proyecciones que no superan el mes y medio.
Terrifier 2 (2022) todavía no llegó a los cines de todo el mundo y, afortunadamente, tiene razones de sobra para romper records en taquilla. Basta con decir que la primera película consiguió algo que solo maestros como Cronenberg lograron, y es el haberle dado el estatus comercial a un sub género tan rechazado como el gore puro. Sin embargo, aquí no se trata de algo que ya sabemos que se convertirá en un derrochadero de sangre, como un hombre convirtiéndose en mosca. Sino de un slasher que podría ser tan poco sangriento como los que pasaron por el cine en los últimos tiempos, pero termina siendo algo que no se puede ver sin taparse los ojos. Sin duda alguna, esta segunda entrega atraerá la atención de los que ya conocen la primera y de los que quieren descubrir porque causa tanto revuelo su retorno. Porque, quizá, ya no necesitamos personajes macabros en su psicología, sino en su acción y lo que ella genera en la imagen que recibimos.
Esperamos que te haya gustado nuestra reseña de Terrifier. ¿Conocías la historia de Art the Clown? Queremos leerte en nuestras redes sociales.