Maria Luisa Bemberg es una figura cada vez más referenciada en las charlas que nuclean cine y política. No es de extrañar. Sin ir más lejos, la directora argentina supo hacer protagonistas, desde un punto de vista adelantado a su tiempo, a una comunidad de mujeres cuya expectativa del buen vivir debía combatir con las expectativas que les eran impuestas a ellas. Así, Bemberg generó cosmovisiones acerca del patriarcado y sus consecuencias que nos son útiles para pensar el machismo al día de hoy.
Miss Mary (1986), su cuarto largometraje, pasó un poco desapercibido entre los rotundos éxitos que significaron Camila (1984) y Yo, la peor de todas (1990). Sin embargo, esta un tanto olvidada cinta posee el mismo potencial que su antecesora y sucesora, por lo que es más que importante recordarla. Acompañanos en esta reseña de Miss Mary para revisitar sus elementales procedimientos y formas de ver a la sociedad aristocrática.
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Miss Mary (1986)
Directora: María Luisa Bemberg
Guion: María Luisa Bemberg, Beda Docampo Feijóo, Juan Bautista Stagnaro, Jorge Goldenberg
Reparto: Julie Christie, Nacha Guevara, Eduardo Pavlovsky, Gerardo Romano
Género: Drama
País: Argentina
IMDb: 6.5
Un sistema patriarcal siempre presente
Miss Mary tiene como eje central el concepto de jaula de oro en lo que refiere al crecimiento de las mujeres aristocráticas. Tanto para Miss Mary como para sus protegidas, e inclusive para la madre de estas últimas, los deseos más íntimos se ven constantemente frenados por diversas reglas y códigos de comportamiento. Según los promotores del sistema patriarcal que las acorrala, deberían sentirse agradecidas de poder estar convirtíendose en auténticas señoritas. Sin embargo, es claro que aquel adoctrinamiento choca con sus verdaderos objetivos de vida.
Dicho sistema está tan instalado que hasta la propia Miss Mary lo aplica y hace efectivo. En la casa donde la contratan, el padre de familia le ordena instruir a sus hijas para transformarlas en damas. Mary contesta con orgullo que todas las niñas que ella educó ahora gozan de un matrimonio bien posicionado en la sociedad. A medida que la historia transcurre, la institutriz será testigo de como sus formas de educar la cohiben de su propia realización como mujer.
La otra cara de la moneda
La crítica al sistema patriarcal dentro de la cinta hace una observación adelantada a su época. Un eje de análisis que no mucho tiempo atrás comenzó a hacerse escuchar en las charlas acerca del tópico: el de las consecuencias del machismo para los hombres. Aunque aún prevalece la creencia general de que el patriarcado es del todo benefactor para el género masculino, dicha teorización se prueba cada vez más equívoca. El estándar del hombre fuerte, sin debilidades y proveedor absoluto de su familia, es rechazado por una parte muy amplia de la sociedad. Y es que no solo perjudica al hombre que quiere mostrarse humano, sino también a la mujer subestimada en cuanto a sus logros, específicamente en el ámbito laboral.
En esta reseña de Miss Mary te contamos que Bemberg supo hacer ensayo de aquel elemento del machismo en el personaje de Johnny, el hermano mayor de la familia. De él se espera constante disciplina para con sus hermanas más pequeñas, incluso en momentos donde ellas son demasiado chicas para ser conscientes de sus errores. Además, al hacerse mayor de edad un hombre de su familia le obsequia la posibilidad de tener sus primeras relaciones íntimas con una desconocida para terminar de hacerse hombre. Esa situación pone a Johnny en una estado de disconformidad con los estándares que le son impuestos, y su reacción moviliza la acción más importante de la cinta.
Contexto histórico
El trato del contexto histórico que elige ejecutar Miss Mary también es un hecho audaz. La película se centra en 1938, en el medio de lo que se conoce como la Década Infame. Este periodo de la historia, que comienza con un golpe de estado y termina con otro, tiene la importancia justa y necesaria dentro de la cinta. A pesar de que es un hecho crucial dentro de la historia argentina, nunca se le permite destacar más que los personajes. Hacer que las mujeres de Miss Mary sean el centro de la trama y no la política (que, vale destacar, es un tema que estaba mal visto en la boca de una mujer), fue una declaración por parte de Bemberg que habla por si sola.
Ello se ve aún más evidenciado en el tratamiento de la persona de Juan Domingo Perón. Este político tan protagónico para la Argentina y su historia es el centro de todas las conversaciones políticas que ocupa, de todas las producciones artísticas donde el contexto histórico tiene que ver con él, y de los movimientos políticos más populares que se desarrollan hoy día en Argentina. Su entidad es ineludible, y sin embargo María Luisa Bemberg decide posicionarlo al fondo del escenario que creó, insistiendo en que sus mujeres sean el centro de la escena.
Esperamos que te haya gustado esta reseña de Miss Mary. Si conoces otras películas que inviten a la reflexión de temáticas sociales impuestas, queremos oirte hablar sobre ellas en nuestras redes sociales.