Últimamente el cine se ha plagado de historias que buscan impresionar con la narrativa visual y llenar las salas. Se ha olvidado un poco de cuestionar y poner sobre la mesa temas controversiales que pongan de manifiesto la realidad en la que vivimos. Son escasas las producciones que se arriesgan a cuestionar lo políticamente correcto de manera acertada. En esta reseña de Tár te diremos las razones para ver esta película y por qué posiblemente sea el tercer Oscar para Cate Blanchett.
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Lydia Tár, directora de orquesta, está en la cumbre de su carrera y apunto de inmortalizar su leyenda cuando comienzan rumores de conductas inapropiadas hacia sus becarias. Ella se deberá enfrentar a estas acusaciones y a fantasmas del pasado que creía olvidados.
Tár (2022)
Director y Guionista: Todd Field
Reparto principal: Cate Blanchett, Nina Ross, Noémie Merlant
Género: Drama
País: Estados Unidos
IMDb: 7,5
Un director con una misión
La historia comienza con una artista consagrada, y Todd Field no muestra su camino ni su lucha. El espectador solo conoce su reputación con base en los logros de su carrera. Poco a poco se desmenuza la personalidad y las razones que llevaron a Lydia a convertirse en Tár, la mujer que alcanzó el éxito rotundo. El director se toma su tiempo en el primer acto para conocer a la protagonista, pero aunque puede parecer lento desde este momento Field juega con la percepción del espectador.
Tár tiene al mundo de música clásica en sus manos, es reconocida e idolatrada, de igual forma, presentan a una mujer fría, calculadora y maniática del control -características que crearon su carrera-. El gran acierto del director es plantear a un personaje real, no lo victimiza ni sataniza, solo expone a una persona que toma decisiones cuestionables. Y muestra el declive de una carrera a partir de las consecuencias de sus actos.
«Es una meditación sobre el poder, y el poder no tiene género. […] Trata sobre el poder y la naturaleza corruptiva del mismo. Y creo que eso no ocurre exclusivamente en los círculos culturales. Esta mujer podría haber sido una arquitecta experta o la líder de una corporación bancaria.»
Cate Blanchett.
Es impresionante como narra de forma hipnótica la típica historia de auge y caída desde una visión poco abordada (la mujer es la victimaria). Field reflexiona sobre el abuso de poder, habla de manera explícita de la cultura de la cancelación, de los peligros que supone idealizar y cómo la autoridad es utilizada como medio para la impunidad. Esta película es el ejemplo de cómo abordar directa y eficazmente una diversidad de temas de manera impecable.
Una biografía inexistente
Gran parte de la grandeza que engloba Tár es la mancuerna que hizo el director con la extraordinaria, Cate Blanchett. Ella ofrece una de las actuaciones más sublimes y complejas de su carrera, la actriz no encarna a Lydia Tár, ella es Lydia Tár. Es increíble cómo a través de sus expresiones se logra descifrar las emociones y el contexto que vive Lydia. A pesar de no ser una película con exabruptos actorales, Blanchett impregna al personaje de matices que llenan de energía la pantalla, es por ello que en cada reseña de Tár elogian su interpretación.
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El guion está tan bien trabajado y los temas excelentemente planteados que llegas a creer que la historia es real. Esto es lo que resulta escalofriante (debido a algunas escenas); la película puede ser una biopic sin ningún problema, a pesar de que plantea situaciones que solo deberían ser ficción. Al final es un filme redondo, el director juega con la percepción todo el tiempo, se duda de las acusaciones del personaje y hasta de la narración.
Tár es una película que se debe analizar, desmenuzar y ver con ojo crítico. Field deja que el espectador haga su propio juicio y saque conclusiones desde su perspectiva. La reflexión a la que invita la convierte en una de las obras más complejas que se hayan estrenado últimamente. Plantea de manera sutil (aparte de los expuestos) dos temas en debate: ¿debemos separar al artista de la obra? Y ¿tendría las mismas consecuencias si Tár hubiera sido hombre?
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