Hay un sinfín de historias en el cine y solo unas cuantas tienen el honor de entrar al salón de la fama cinematográfica. Uno de esos casos es la mítica relación que tiene la prestigiosa Miranda Priestly (Meryl Streep) con su inexperta asistente Andy (Anne Hathaway); pero ¿cómo este “simple” chick flick llegó a ser un referente para la cultura pop? En este aniversario de El Diablo Viste a la Moda (The Devil Wears Prada), te desmenuzamos las cualidades que hicieron de esta película un clásico contemporáneo.
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En ocasiones se da por hecho que una película antigua es automáticamente un clásico. La realidad es que un filme puede convertirse en un clásico sin importar la época en la que se estrene, lo relevante es saber qué la construye. Hay tres características básicas: debe tener personajes memorables, trasciende el tiempo y marca un referente en el género.
Más que una historia de chicas
Las películas dirigidas para el público femenino siempre estaban basadas -algunas todavía- en la vida romántica de la protagonista. Con la llegada de El Diablo Viste a la Moda en el 2006, este género tomó una nueva perspectiva de la vida femenina exponiendo el lado profesional de la mujer. La competencia laboral, la pérdida de la vida privada, el despotismo, la admiración, la necesidad de superarse y el no perder los ideales son las características que construyen esta obra.
Nadie esperaba que una película que recurría a los clichés de siempre y que era protagonizada por tres mujeres -con gran estilo- revolucionaria el género. El director David Frankel jugó con los tópicos del momento para desarrollar una crítica superficial de la sociedad que se guiaba según los estereotipos establecidos.
El filme tomó como estandarte al mundo de la moda, un mercado que tiene fama de frívolo y hueco. El director enaltece el talento, la dedicación y la exigencia de la industria; todo a través de una película. El largometraje es una metáfora de ese círculo; las escenas son bellas, las personas son atractivas -según los cánones impuestos- la ropa, las locaciones, todo parece una fantasía y no por ello la película carece de mensaje. Es un hecho que esta película no cambió la historia del cine, pero gracias a su narración simple y aguda recordamos cada año el aniversario de El Diablo Viste a la Moda. En definitiva, el filme trascendió su tiempo.
Personajes icónicos
Todos estamos de acuerdo que el gran acierto del filme es el increíble cast que lo conformó. Una experimentada Meryl Streep, una actriz desconocida como Emily Blunt y una Anne Hathaway personificando un papel lejos de la adolescencia, fueron los engranes para hacer de esta producción un éxito.
Cada personaje tiene su momento en pantalla -incluso los secundarios- ya sea con discursos, acciones, consejos o incluso outfits. Lo más relevante de estos personajes es que cada uno de ellos tiene claroscuros en su personalidad porque no son perfectos y exponen su lado más vulnerable. Estos sentimientos traspasan la pantalla, empatizan con el espectador y crean un vínculo que ha permanecido a lo largo de los años.
También cuenta con cameos de personas de la industria como modelos y diseñadores que aportan credibilidad a la historia. Existen leyendas sobre en quién están basados los personajes -nunca se ha confirmado-, esto le otorga un aura mística a la construcción de la obra. En redes sociales circulan memes de escenas icónicas que funcionan para ejemplificar ciertas circunstancias de la vida y tomarlas con humor. Incluso la mayoría de los espectadores recuerda los diálogos de los personajes. Estos hechos demuestran que los personajes son memorables y pertenecen a la cultura popular.
Un montaje con estilo
¿Te imaginas El Diablo Viste a la Moda sin la secuencia de Andy caminando por las calles de Nueva York con vestidos espectaculares mientras suena Vogue de Madonna en el fondo? Claro que no. Este tipo de encuadres, escenas, música, etcétera completan la obra y le dan personalidad e identidad a la misma.
La narrativa de la película, la interpretación de los personajes y la trama se convirtió en un referente del género. Expuso una manera innovadora de representar los diferentes problemas que enfrenta una mujer y como la exigencia de la sociedad en esta figura es demasiada.
Un factor que enriquece la cinta es la sutil dualidad de la trama, así como defiende la industria de la moda también lo cuestiona. La estética permanece en cada encuadre, pero también las elites, las relaciones que se juzgan a través de la imagen, la mano de obra desechable y sobre todo la pérdida de la esencia solo por la necesidad de aceptación. Toda esta historia se expone desde la perspectiva de tres mujeres fuertes con características y motivaciones diferentes.
Esta cinta resignificó y les otorgó un valor cinematográfico a las comedias femeninas; ya no son un placer culposo, son solo películas como cualquier otra. En este aniversario de El Diablo Viste a la Moda podemos asegurar que su calidad no ha perdido valor con el paso del tiempo y que es un film que se encuentra en la memoria colectiva incluso en aquellos que no la han visto.
«Es una película brillante. Las películas se vuelven influyentes, sin importar de que se trate».
Stanley Tucci.
Esperamos que este artículo te haya gustado, recuerda que en este aniversario de El Diablo Viste a la Moda es una obligación verla, sí de nuevo. Al final un clásico nunca cansa. Cuéntanos en nuestras redes sociales qué es lo que más te gusta de esta película. ¡Nos encantará leerte!