Reseña de Avatar: The Way of Water

Reseña: Avatar: The Way of Water, la vuelta de un clásico

¿Podemos hablar de clásicos actuales? Por lo pronto, ver esas palabras antónimas una al lado de la otra se escucha como un error de cohesión. Más allá del cine clásico y sus propias definiciones, asociamos la palabra a lo viejo. Lo clásico es lo que está en blanco y negro, o, como mucho, aquellas películas de un color algo polvoriento que salieron en los 90 y se repiten una y otra vez. No solo es difícil hablar de clásicos a partir de los 2000 por lo reciente de las películas estrenadas en este milenio. Sino que también es complicado catalogarlas como tal porque ninguna parece causar desmedido impacto en el espectador, que ya lo vió todo. Así era, hasta que apareció Avatar (2009). La película asombró a todos por igual y demostró el buen uso que se le puede dar a las tecnologías del cine que tanto se malgastan. James Cameron educó a toda una generación con la historia de Jake Sully y, ahora, se encuentra con el desafío de sorprenderlos una vez más. Acompáñanos en esta reseña de Avatar: The Way of Water (Avatar: El camino del agua, 2022) para saber como le fue.

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Luego de la primera parte de su historia, Jake Sully forma una familia y disfruta de la armonía de Pandora y su gente. Sin embargo, los hombres que dejó atras buscan venganza, y no tendrán escrúpulos para hacerse con ella.

Avatar: The Way of Water (Avatar: El camino del agua, 2022)

Director: James Cameron
Guionistas: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver, Josh Friedman, Shane Salerno
Reparto principal: Sam Worthington, Zoe Saldana, Stephen Lang
Género: Ciencia Ficción, Drama
País: Estados Unidos

El encanto visual

El motivo del éxito de Avatar fue ampliamente estudiado por los críticos de cine. Algunos no entendían cual era el encanto tan acérrimo de la película, cuando había tantas como ella. Y, la verdad, es que se trata de algo que simplemente no puede ser explicado con palabras claras. Había un elemento sublime en esa primera entrega de la franquicia. Aquel podría ser, como dijimos, el que surge de toda un tecnología de altos efectos especiales que estaba puesta en cumplir una función dignificante. Así, el espectador redescubrió la naturaleza, y en la más alta definición. En síntesis, mientras el resto de los largometrajes usaban tanto aparato moderno en su filmación con el mero objetivo de capturar grandes escenas de acción, Avatar se enfocó en el poder de los paisajes, fauna y flora de Pandora.

Avatar se centra enormemente en la naturaleza.
Fuente: 20th Century Studios

En esta segunda entrega, nada de eso se modifica, e incluso parece intensificarse. James Cameron redobla la apuesta, y se detiene aun más en los seres vivos que exceden a los protagonistas. Cada flor, cada animal, cada insecto. Todos tienen sus pequeños momentos de protagonismo. Entonces, es seguro tranquilizar a aquellos que temen por dañar el recuerdo inmaculado que poseen de las imágenes de la primera película, y decirles que no tienen porque sentir miedo alguno.

Una trama entre dos mundos

Aunque sea difícil de creer, es cierto que, al momento de estrenarse, Avatar fue bastante criticada por su historia. Muchas personas creían que se apoyaba de forma desmedida en la belleza de su estética, y que dejaba la trama relegada a un segundo plano. Trece años después, y varias películas que intentaron alcanzarla sin éxito, sabemos que esta joya de James Cameron propuso una de las mejores historias que la ciencia ficción vio pasar. No es que solo escribió la típica dicotomía de un hombre entre su raza y otra que le es extraña, sino que además agregó la arbitrariedad que cada integrante de la otra raza siente al observar al hombre. Todos los seres vivos de Pandora dudan, se estremecen y se tientan a confiar en la presencia de Jake Sully, sin darle ninguna certeza al espectador de lo que terminarán sintiendo al final.

James Cameron se apoya con éxito en las dicotomías.
Fuente: 20th Century Studios

En Avatar: The Way of Water, el objetivo principal de la trama se mantiene, pero también se ramifica. La dicotomía, el sentimiento de pertenecer o no pertenecer, ya no se da entre individuos de distintas razas, sino que aparece dentro de una misma especie. Cameron se esfuerza sobremanera para también sorprendernos desde el lado de los personajes, y presenta nuevas facetas de una historia que apenas teníamos agarrada de la punta del ovillo, al que le queda gran cantidad de hilo para ser finalmente desenvuelto.

Esperamos que te haya gustado nuestra reseña de Avatar: The Way of Water. Si la viste ¿Te gustó más que la primera? Queremos leerte en nuestras redes sociales.

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